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OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS PARA EL RELACIONAMIENTO LABORAL – PARTE II

Por Lic. Rodrigo Souberlich

En la entrega anterior de este tema, se habló de las dinámicas del relacionamiento laboral en general y de lo que Dios dice en la Biblia a los colaboradores en relación a sus jefes. En esta segunda parte se abordará el mensaje que la Biblia tiene para los jefes en relación a sus colaboradores.

3. LO QUE DIOS DICE A LOS JEFES

Ahora nos enfocaremos en lo que la Biblia dice a los jefes. Los jefes son aquellos quienes poseen un puesto o cargo de autoridad, y cuya función es administrar y supervisar que las tareas se lleven a cabo para lograr las metas.

Tomemos como referencia la segunda parte de la porción de la Biblia que estamos considerando: “Amos5, sean justos e imparciales con sus esclavos6. Recuerden que ustedes también tienen un Amo en los cielos.” (Colosenses 4:1). En estas palabras podemos observar de manera bien explícita que se requiere de los jefes tres cualidades: Justos, imparciales y que sean conscientes de que están bajo autoridad; analizaremos estos tres puntos a continuación:

JUSTO

En la Biblia la palabra “justo” se refiere en primer lugar a Dios como uno de sus atributos o una de sus características morales (Salmo 11:7; Salmo 7:11) Esto quiere decir que todo lo que Él hace es correcto y bueno, y que no puede hacer nada que contradiga su propia rectitud y bondad. En segundo lugar, la palabra “justo” denota rectitud moral, un estado de ser recto, de conducta recta, sea que se juzguen en base de normas divinas, o humanas, de lo que es recto.

El ser justo es la base de la autoridad para aquellos que son llamados “jefes”. Ellos son agentes de Dios, por esa razón en la práctica necesitan adecuarse a las normas divinas y humanas ya establecidas. Ellos proporcionan un sentido de orden, dirección y resguardo en la vida de otros. Deben desarrollar una actitud humilde y agradecida a Dios por el cargo conferido. Las implicancias de esto tienen que ver con llevar una conducta moral recta coherente con el cargo que llevan y para con las personas subordinadas a ellos. 

IMPARCIALIDAD (IGUALDAD, EQUIDAD)

Esta cualidad está muy relacionada a la anterior. En el Nuevo Testamento esta palabra connota un calificativo de igualdad en tamaño, calidad y cantidad entre dos o más partes.

También implica una característica en el aspecto moral que se deriva del carácter de Dios. De nuevo el Salmo 7:11 nos habla acerca de Dios justo “Dios es juez justo”. Aparentemente parece una redundancia de términos, pero en realidad está bien expresado por el hecho de que en el plano terrenal existen jueces o personas en autoridad que son injustos. Esta injusticia se refiere más a una deficiencia moral por causa de intereses personales. Esto se deriva en actos de corrupción, falsificaciones, favoritismo, tráfico de influencias, sobornos, traición de la confianza de las personas, abusos, coerción y acoso.

BAJO AUTORIDAD

El jefe debe ser consciente del principio de autoridad. Ese principio está expresado en la Biblia y lo fue ejemplificado por el mismo Jesús. Como ya lo vimos anteriormente en Mateo 22:20-21 Jesús siendo la autoridad máxima sobre todo el universo respetó al sistema de autoridades establecidas en este mundo.

Aquí vale recalcar que cada jefe debe considerarse como agente de Dios para la sociedad y las personas con quienes mantienen ese vínculo. Su cargo debe dar un sentido de orden, dirección y resguardo en el ambiente laboral. Deberían estar agradecidos a Dios por el puesto que llevan.

Las personas en posición de jefatura o supervisión deben mantener la humildad y la prudencia al ejercer ese cargo. Esto se consigue manteniendo la humildad y siendo conscientes que son personas bajo autoridad, y que esa posición es una gracia que Dios le ha otorgado.

Las palabras de Jesús a Poncio Pilato en el Nuevo Testamento y el mensaje de Dios a Faraón en el Antiguo Testamento nos ayudan a tener en cuenta esto:

“¿Por qué no me hablas? – preguntó Poncio Pilato– ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para crucificarte? Entonces Jesús le dijo: –No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubieran dado desde lo alto…” (Juan 19:10)

“Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito: mostrarte mi poder y dar a conocer mi fama por toda la tierra”. (Éxodo 9:16)

4. UN MODELO DE AUTORIDAD JUSTA Y EQUITATIVA EN LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

Para comprender esto y llevarlo a la práctica debemos recordar que somos imagen de Dios, lo cual significa que fuimos llamados a reflejar Su carácter y vivir como representantes Suyos en este mundo.

En este sentido, Dios espera que los jefes caractericen muy bien Su justicia y equidad al ejercer sus funciones como supervisores de otras personas en el entorno del trabajo, recordando y reconociendo que ellos están puestos allí por Dios, y que si no lo hacen de manera correcta serán juzgados por Él. Esto se ve expresado en la parábola de los talentos. Jesús dijo en la parábola concerniente al amo:

“Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero”. (Mateo 25:19)

Observamos en estas palabras que el amo sabía cuál era su posición para con sus siervos. Él debía supervisar el trabajo y esa supervisión se realiza por la rendición de cuentas que él pidió a cada siervo. Para que un jefe pueda hacer una buena supervisión del trabajo de sus subalternos es necesario que conozca plenamente la tarea asignada, sepa los procesos que los colaboradores deben realizar, el producto o el resultado esperado y tenga indicadores claros para evaluar la tarea. El amo de la parábola tenía todo esto. Lo podemos leer en las palabras y acciones que expresó a sus siervos que actuaron correctamente y cumplieron con la tarea.

Esto fue lo que Jesús dijo en la parábola:

“El amo lo llenó de elogios. ‘Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!” (Mateo 25:21,23).

Estas palabras fueron dichas a los dos primeros siervos. Notemos lo que el jefe hizo:

  • Reconoció el trabajo realizado. Fue un reconocimiento verbal. Usó un lenguaje de afirmación, expresó palabras amables y motivadoras.
  • Recompensó el trabajo bien hecho. Cada jefe no sólo debe saber dar palabras de aliento, reconocimiento y afirmación, sino también deben dar un beneficio tangible, es decir, recompensas económicas.
  • Celebró el resultado. La expresión “¡Ven a celebrar conmigo!” no era una simple forma de decir que estaba contento con el logro, sino era literalmente una invitación formal para una celebración con un banquete. Esto significaba que el siervo se había ganado la confianza de su jefe y con eso adquiría un nuevo status. Los jefes deben tener la sabiduría para poder conferir confianza y elevar a un nuevo status a los subalternos que así lo merezcan. Además es bueno tener un tiempo distendido de celebración con alguna comida.

Vemos que el jefe de estos hombres en la parábola hizo lo que era lo correcto. Fue justo al dar el reconocimiento y la recompensa que merecían por el buen trabajo realizado. Pero también ser justo y equitativo implica dar la retribución que merece aquel que actuó mal y fue negligente con su tarea. Esto lo leemos también en la parábola cuando el amo recibe al tercer siervo quien no cumplió con el trabajo asignado:

“Pero el amo le respondió: ‘¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba donde no sembré y que recogía lo que no cultivé, ¿Por qué no depositaste mi dinero en el banco? ¿Al menos hubiera podido obtener algún interés de él? Entonces ordenó: ‘Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen. Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes.” (Mateo 25:26-30).

Según la parábola, el amo, quien representa a Dios, mantuvo su rectitud al momento de castigar al tercer siervo. Él mantuvo su integridad al ejercer la justicia que demandaba el actuar incorrecto del siervo. Esta es una cualidad esencial de Dios y los jefes son llamados a reflejar e imitar a Dios en este aspecto.

Para los jefes, esto se aplica en varios sentidos:

  1. Los jefes deben ser honrados cuando ven que alguien está actuando mal o haciendo lo incorrecto en el lugar de trabajo. Esto implica una cualidad moral de parte de ellos.
  2. Si un jefe no aplica la sanción sobre algún subalterno cuando este opera o actúa de manera que vaya en contra de las leyes y normas establecidas, se constituye en un Juez injusto, en otros términos, en un líder corrupto. De esta manera deshonra a Dios y a su cargo, y pierde su credibilidad y queda desautorizado. Por eso es bueno y justo aplicar sanciones.
  3. Los jefes también deben recordar que tienen un amo, el cual es justo y que, sin hacer favoritismo, aplicará el castigo que llegasen a merecer en caso de que obren mal.

Los jefes también están llamados a ejercer su rol con temor y reverencia. El cargo que llevan les fue concedido por Dios para que lo utilicen para el bien de otros: la empresa, los empleados y sus familias.

Cuando un colaborador o empleado y los jefes o dueños comprenden y aplican lo que la Biblia dice con respecto a sus cargos, roles y funciones esto traerá bendición sobre su vida, su trabajo y su familia. Dios en su Palabra garantiza que vivir en obediencia a los principio del Rey de Reyes trae a sus siervos la provisión, el desarrollo y la prosperidad que Él desea para ellos.

Rodrigo SouberlichCapellán de la Asociación Capellanía Empresarial
Es autor del libro «El trabajo: Oportunidades y desafíos en el servicio a los demás» publicado por la Asociación Capellanía Empresarial. Estudió teología en el CEMTA (Sede de la Universidad Evangélica del Paraguay). Está casado con Patricia y tienen tres hijos pequeños.  
2023-09-26T01:58:31+00:00 enero 14th, 2019|Categories: Artículos|Tags: , , , , , , , |